Merece la pena escucharlos en directo, por lo que traigo uno de esos pocos vídeos que quedan de las actuaciones del grupo y que, aunque la calidad del sonido no es la ideal, hay que clavar en el recuerdo para siempre:
Madrid cruza todas las puertas, vuelca a fondo sus pasos, enciende velas de augurio alrededor de una canción. Y yo la espero sentada, corazón en la mano. Escondida en su temblor.
En la fotografía, ese hombre que hablaba desde la melancolía de una mirada inolvidable; ese verso fugitivo que atravesaba todo su cuerpo: Jesús de la Rosa.
Aránzazu.
| (Imagen sacada de Diario de Cádiz) |
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